lunes, 9 de marzo de 2009

Misceláneo


Sigues en tu mundo o donde quiera que estés y yo mientras continuo sentada en la silla de siempre, enfrente de la tuya, negándome a la vida.

No escucharé hasta que vengas

No andaré hasta que estés aquí

No amaré mientras no sea a ti.

Pero seguiré observándolo todo, seguiré soñando y anhelando, intentando descubrir algún resquicio de movimiento en tu perfecta y serena cara. No voy a moverme de aquí, pero no puedo soportar verte así, necesito ver que aun queda algo de lo que fuiste, necesito volver a ver tu sonrisa, la luz de tus ojos, las muecas que pones cuando te enfadas, el sonido de tu voz...

Despierta, ¿vale?

viernes, 6 de marzo de 2009

Miscelaneo

–¿Quién eres tu?
–Quien… ‘quién’ es solamente la forma de la función ‘qué’ y ¿qué soy? Un hombre con una máscara.
–Sí, eso ya lo veo.
–Naturalmente. No me cuestiono tu capacidad de observación, simplemente señalo lo paradójico que es preguntarle a un hombre con máscara quién es.

Kike, quiero, más.

lunes, 2 de marzo de 2009

Misceláneo IV.


El mundo solo se divide entre las personas que saben perder, y las que no saben. Yo, triste y desgraciadamente era de la segunda opción.


Lo había dado todo, me había jugado la vida y lo había perdido todo, por amor. Gasté todo mi dinero, todas mis ganas, mis ilusiones y a cambio había perdido todos mis sueños.

Al principio sabía donde me metía. Sabía que estaba mal lo que estaba haciendo pero solo el morbo que sentía era el mejor de los alicientes.

La primera vez que coincidí con Alex me impresionó, por su porte atlético, sus facciones aristocráticas y sus ojos verdes. Apenas aparentaba los treinta, y yo gastaba un dineral en comprar cremas antiarrugas.


Vine de dejar a los niños en el colegio, y como no tenía nada que hacer, me senté en la barra de la cafetería a leer el periódico mientras me tomaba un café con leche.

Él entró, dejó su abrigo en el perchero y vino con paso sereno pero decidido a mi lado.

Al principio nos miramos, luego empezamos a hablar, a la media hora ya éramos amigos íntimos y dos horas más tarde estaba encima de él en la parte de atrás de su coche.

Cuando llegué a casa aun olía a él. A sus abrazos, sus besos, sus mimos.. todo lo que mi marido no me daba.


El momento en que vi a mi marido fue cuando más mal me sentí, aunque parece que no duró mucho porque esa misma noche Alex me envió un mensaje y no pude evitar morirme de placer al recordar su boca jugando con partes de mi cuerpo que no sabía que existían.

Las siguientes semanas fueron un no parar, él era un crio, fogoso y ardiente, y yo quería recuperar algo de libertad perdida hace tanto.

Mi marido no se enteraba de cuando hablábamos por teléfono, siempre tenía mucho cuidado de hablar lejos de él, y tampoco le importaba que todas las semanas tuviera que salir de la ciudad por trabajo... A él solo le importaba si su equipo ganaba, y si sus acciones subían o bajaban.


Al final tuvo que pasar.

Era una tarde fria, y la llovizna me había empapado, pero no era por eso por lo que tenía un mal presentimiento.

Cuando llegué a casa mi esposo me esperaba sentado en la mesa de la cocina. Intenté aparentar que no pasaba nada, pero cuando me dijo que me sentara me fijé en el papel que llevaba en la mano y no tuve más remedio que hacerlo.

Era una carta del hotel Puig, de mi ciudad, donde decía que por las veces que me había ospedado allí me regalaban una noche en la suit que reservábamos siempre, la 'love suite' Todo empezó a darme vueltas, tenía que salir de aquella casa, así que cogí mi chaqueta y me fui corriendo a llamar a Alex.


Llovía a cántaros así que fui a su casa a la que pensándolo bien, nunca me había llevado. Cuando toqué, abrió la puerta una chica de unos treinta años, y cuando pregunté por Alex dijo '¡Cariño, una señora te llama! ¿Es usted su tia?' Por segunda vez ese dia la cabeza empezó a darme vueltas. Le dije amistosamente a su novia que ese no era un buen momento, me giré, y empecé a andar rápidamente deseando que el viento me llevará con él.

Lo había hecho todo mal.


Había destrozado mi vida tan solo porque no quería asumir que era una cuarentona.

Solo quería sentirme deseada, y ahora me había quedado sin todo lo que deseaba.

domingo, 1 de marzo de 2009

Él


No hay ni una estrella en el cielo que pueda alcanzarnos.
Por otros 7 meses igual que estos, te quiero.

sábado, 28 de febrero de 2009

Misceláneo III


Tan solo era una asquerosa tarde de aquel asqueroso verano.


Parecía que ese dia a todo el mundo se le habían asado sus complejos, porque la mayoría de hombres iban sin camiseta y las mujeres lucían piernas con el bikini.
Pasé por un bareto de aquel minúsculo pueblo y todo el mundo me miró con cara extraña, seguramente pensando '¿Por qué lleva una mochila? Todos estamos disfrutando de nuestras vacaciones en la playa y ella camina sola, dándole patadas a una lata de cerveza y con los auriculares destrozándole los oidos' Seguramente la mayoría no pensaran nada, así es la vida de la gente de pueblo, se limita a ver a la gente pasar mientras le dan vueltas a la pajita de su coca cola.
Esperé en la parada del autobús como media hora, hasta que por fín apareció en la lejanía. El conductor no debió verme porque casi pasa de largo, solo paró cuando hice un amago de arrojarme a la carretera.
Subí, pagué y fui directamente a la puerta, no me gustaba sentarme en esos asientos, a saber quien o qué habría puesto el culo ahí.
Seguí escuchando música mirando de reojo a toda la gente que había sentada, hasta que el autobús paró en otra parada.
Ni siquiera me di cuenta, creo que tenía los ojos cerrados, pero lo primero que me hizo subir la cabeza de golpe fue ese olor.
Giré el cuello lentamente confiando en que se tratara de un error, no podía ser él, no podía, aquí no, pero sí, era él, y seguía igual que siempre.
Sus brillantes zapatos blancos apenas tocaban el suelo mientras andaba, sus vaqueros no estaban para nada arrugados, era como si se los hubiese planchado mientras esperaba el autobús, encima llevaba un polo de manga corta y una camiseta (seguramente de tirantes) blanca se asomaba por debajo. Me sorprendió el detalle de que llevara una bandolera en vez de su mochila de marca, pero ni eso, ni sus pulseras, ni sus dos collares de madera importaron después de que le mirara a los ojos.
Sentí que el mundo desaparecía bajo mis pies, que la gente se esfumaba y que empezaba a sonar aquella canción de los años 80, nuestra canción.
Estoy segura de que no se dio cuenta de que era yo hasta que estuvo apollado en la barra de al lado, para entonces ya era demasiado tarde, porque me miró con esos ojos verdes y yo deseé que parara ese terremoto que se había formado en mi cabeza. Él me engulló, me arrastró hasta el abismo de sus pupilas envolviendome en aquella melodía que tanto me había costado olvidar. No me atreví a mirar su boca, habría sido demasiado para mi débil corazón en reconstrucción.
Intenté hablar, pero mis lavios parecían haberse puesto en huelga, así que me limité a mirarle de reojo, como a todo el mundo del autobús.
Fueron los 12 minutos y medio más largos de mi vida.
Por fín bajé, antes que él, y cuando el autobús empezó a arrancar de nuevo pude percibir una leve sonrisa que salía de su rostro perfecto, deslumbrante, como la luz del sol.


Había sido un amor tan efímero...
Aunque en realidad no tenía tanta importancia,
tan solo era una asquerosa tarde de aquel asqueroso verano.

Misceláneo II


-Dejé de comer y entonces todo el mundo tenia que hacer lo que yo decía. Eso era poder.
- ¿Y lo disfrutabas?
- Creo que fue la época más feliz de mi vida. Pero tuve que parar antes de morir porque de lo contrario no huviera sido divertido. No lo entenderías.
- Te entiendo más de lo que piensas.
- También te hacias cortes a ti misma?
- Las personas harían cualquier cosa para... Las personas hacen cualquiero cosa para averiguar por qué se sienten mal ¿No?
- ¿Y tú lo hiciste? ¿Funcionó? Quiero que me lo cuentes.
- ¿El qué?- Como hacer que dejen de pasar cosas malas.
- No funciona ¿Verdad? Por eso tienes que empezar a comer otra vez.
- Me enamoré.
- Ah amor. ¿Por qué hacerte cortes a ti misma si puedes enamorarte? Hay un montón de cosas que hacen la vida soportable y ni siquiera tienes que usar un cuchillo.
- ¿Como qué?
- La música disco.

Conversación entre Cassey y su profesora de Filosofía

Me encanta esa conversación en particular, y toda Cassie en general.
(Cassie es la anoréxica de la serie SKINS que se emite en españa los lunes a las 23:00 en antenaNEOX)

Él


And please
Believe me when I say
I LOVE YOU.